En el sereno corazón del campo chileno, se ha erigido una interesante torre de hormigón, bautizada con el nombre de Lama. Situada en una propiedad de 130 hectáreas en Yungay, esta torre se eleva como testimonio arquitectónico en un entorno natural.
Lama: verticalidad en la intimidad de la naturaleza
Lama emerge en un rincón apartado, abrazada por árboles nativos. La forma vertical de la estructura de 35m2 está dividida por un losa de planta cuadrada que define su primer piso. Hay una escalera de caracol que conduce a ese nivel superior, donde una lámina de agua de lluvia queda atrapada en la losa. El agua crea un reflejo visual fascinante, reflejando todo el entorno.
Las puertas en los cuatro lados del edificio permiten vistas panorámicas en todas las direcciones. Sin embargo, revelan un suelo adicional no visible desde el exterior. Una escalera desde el primer piso conduce a una habitación oscura, cruzada solo por mirillas. La torre culmina en una azotea con fogón, ofreciendo experiencias únicas a los visitantes.
El toque floral y la visión a largo plazo
El arte no solo se encuentra en la estructura, sino también en los detalles. Las flores pintadas a mano, representando 30 especies nativas, adornan las paredes internas. Aberturas circulares permiten la entrada de luz natural, fusionando lo arquitectónico con lo natural. La torre Lama se completó bajo el lema de Fundación Artificial, como una visión a largo plazo de convertir la propiedad en una institución cultural y reserva natural.
La torre Lama es un proyecto del estudio de arquitectura Pezo von Ellrichshausen. Supone una muestra de la visión única de los fundadores, Mauricio Pezo y Sofia von Ellrichshausen. Por cierto, que esta pareja ya ha construido más edificios en esta finca.
Fotos de Pezo von Ellrichshausen.