Cargo House en Portugal: belleza compacta o diseño forzado
Un contenedor de 20 pies convertido en casa vacacional
El reto del proyecto Cargo House era convertir un contenedor de 20 pies (6,06 x 2,44 metros) en una casa de vacaciones. El resultado: una microcasa en el Algarve con solarium, terraza, y detalles arquitectónicos que intentan disimular su origen portuario. Los arquitectos plantearon una vivienda para alquiler temporal, que apuesta por una estética singular sin miedo a salirse del molde.
Lo bueno: aislamiento, azotea y conexión con el paisaje
El esfuerzo por aislar correctamente esta casa container es evidente. Paneles de corcho y revestimientos de madera —en interior y exterior— ayudan a mantener la temperatura y a integrarla con el entorno. Volar la cubierta no solo protege la fachada más expuesta, también aporta sombra, volumen y una azotea inesperada. La escalera metálica, aunque no para todos los públicos, ofrece acceso a ese espacio superior donde tomar el sol sin salir de casa.
El diseño interior se ha desarrollado para aprovechar cada centímetro del contenedor. La cama se ha elevado para proporcionar debajo un espacio de almacenamiento, accesible desde dentro y fuera de la casa (ver fotos).
La cocina es lineal, ocupando casi una pared, con pequeña ventana a la parte trasera, pero sin armarios superiores. El cuarto de baño es compacto, con inodoro y ducha. Un detalle interesantes es que las puertas originales del contenedor siguen ahí, permitiendo una apertura total al paisaje por sus extremos. Todo suena a éxito… hasta que se mira con lupa.
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Lo discutible: materiales incoherentes y curvas que no encajan

A pesar del buen aislamiento general, sorprende la elección de carpintería: acero sencillo, sin doble acristalamiento. Es toda una contradicción que rompe la coherencia térmica del proyecto. Aunque la madera está presente en todo el conjunto, el acabado exterior combina texturas y tonos que no terminan de dialogar entre sí. A eso se suma el corcho, generando un resultado que parece ensamblado por fases, no diseñado como un todo.
Y luego están los arcos: puerta, ventana y escalera se adornan con curvas simpáticas, pero forzadas. En un volumen tan reducido, estos gestos formales se sienten innecesarios. Como si el diseño dijera “quiero ser especial” pero sin espacio para serlo de verdad. La privacidad del baño, con puertas translúcidas, también queda en entredicho.
Cargo House es una pieza interesante, sí. Pero como sucede con muchos proyectos pequeños: cada decisión pesa. Y aquí, algunas han sido más estéticas que funcionales.
El proyecto con contenedor Cargo House es un trabajo del estudio portugués Madeiguincho.