En este artículo analizaremos el proyecto Casa Duna, pero enfocándonos en los aspectos relacionados con su decoración. Antes de ello es preciso indagar un poco en la esencia arquitectónica de esta vivienda: es una reinterpretación contemporánea de la construcción mediterránea. Aquí tanto las formas, distribución, y materiales se integran con el entorno, pero sin imponerse sobre él.
La casa está ubicada en los límites de una urbanización de la costa valenciana (España), junto a unas dunas. Esta ubicación tan privilegiada definió muchas de las decisiones del proyecto, relacionadas con su color, textura, y superficies de vidrio. Su envolvente es de hormigón blanco, con una volumetría de líneas rectas. Todo esto refuerza el carácter sobrio y atemporal de la casa, haciendo que la luz y las sombras generen su propia decoración natural.
Un diseño que protege y se abre al entorno
A pesar de su aparente solidez, la Casa Duna no se comporta como un volumen cerrado. Al contrario, sus fachadas con voladizos y lamas giratorias están diseñadas para dialogar con el paisaje y proteger la privacidad de sus ocupantes. Esto quiere decir que también la entrada de luz está controlada, reduciendo la dependencia de los sistemas de climatización.
La fachada orientada al oeste (zona urbanizada), es más cerrada, y reduce su exposición solar. En cambio la fachada este se abre hacia la playa, conectando la casa con el mar, y potenciando la entrada de luz natural. En la planta baja las estancias están conectadas visualmente, en un espacio fluido con salón, comedor, y cocina. Las terrazas prolongan la conexión con el exterior, incluso en la planta alta, donde están los dormitorios. Un diseño similar se aprecia en el proyecto de LA House. Finalmente, una original piscina desbordante parece fundirse en el horizonte.
Paisajismo en armonía con la duna mediterránea
En los exteriores de la Casa Duna se ha cuidado mucho su integración con el entorno. Por eso no se ha impuesto un jardín artificial, en su lugar se han empleado especies autóctonas (gramíneas y palmáceas). Estas plantas no precisan de mucha agua, y refuerzan una sensación de continuidad con las dunas. Por todo ello, este proyecto está adaptado a su entorno, fusionándose en cierta medida con el paisaje, y por supuesto respetando la naturaleza de la duna.

Un interior donde menos es más, pero sin minimalismo
Si el exterior de esta vivienda se define como una conexión con el paisaje, el interior mantiene esta tendencia. Es un diseño que apuesta por la simplicidad, pero sin caer en la frialdad que ofrece el minimalismo. En su decoración, cada material se ha elegido con un propósito claro: mantener la calidez y armonía, pero sin hacer uso de elementos superfluos.
En los acabados interiores predominan la madera clara y la piedra natural. Estos materiales ayudan a suavizar la solidez del hormigón blanco, aportando equilibro a todo el conjunto. Este tipo de enfoques también se pueden ver en otras casas modernas con interiores bien equilibrados. En esta decoración predominan los tonos neutros, lo cual ayuda bastante a reforzar su carácter atemporal, permitiendo que la luz sea la protagonista.
El mobiliario: coherencia y equilibrio en cada detalle
Hay una cosa que sorprende bastante en la Casa Duna: su decoración es una sinfonía perfecta, en la que ninguna nota desafina. Gran culpa de este ajuste tiene que ver con su mobiliario, pues no hay pieza alguna que desentone. Desde los sofás hasta las lámparas, cada elemento parece haber sido elegido con una intención clara: reforzar la continuidad entre arquitectura y decoración.
Otro punto interesante es que los espacios exteriores también han sido tratados con el mismo esmero. Las terrazas también mantienen una decoración atemporal, donde sus muebles siguen la misma paleta de colores y materiales del interior. Con esta continuidad se refuerza la sensación de que la casa no tiene límites rígidos entre dentro y fuera.

Sin cuadros, pero con una decoración natural y elegante
Puede que no te hayas dado cuenta, pero vuelve a revisar las fotos del interior de esta casa: no hay cuadros colgados. No es un ausencia de decoración, sino de una decisión intencionada para potenciar la serenidad del espacio. Esto demuestra una vez más el valor de las paredes desnudas. En esta casa la arquitectura se convierte en protagonista, y la luz filtrada que entra en su interior actúa como otro elemento decorativo más.
Es una decoración que se apoya en elementos naturales, incluso en el exterior, con plantas, fibras y texturas naturales. El paisaje de fuera refuerza esta idea, con especies autóctonas que se integran perfectamente.
Un espacio diseñado para la calma y la sofisticación
En la Casa Duna queda demostrado que una construcción moderna no precisa de grandes alardes decorativos para ser sofisticada. Es una decoración que perdura en el tiempo porque se ha realizado cuidando los materiales, muebles, y elementos que refuerzan la arquitectura. En sus espacios se disfruta de la luz, el paisaje, y la conexión vital con el entorno. Esto crea una experiencia de habitabilidad que va más allá de lo estético.
Esta decoración sutil convierte la vivienda en un refugio donde cada elemento tiene su razón de ser. No hay excesos, solo una decoración que dialoga con la arquitectura, creando espacios atemporales, elegantes, y en sintonía con el mundo exterior.
Casa Duna es un proyecto del arquitecto Ramón Esteve.