El apartamento Girona Street se ubica en un edificio del siglo XIX, situado en el barrio Dreta de l’Eixample de Barcelona. Originalmente el apartamento presentaba una distribución laberíntica con áreas pequeñas y oscuras. Incluía ventilación a patios interiores, y una sala de estar con vistas a la calle. Pero todo el conjunto experimentó una transformación notable. En este proyecto la esencia radica en una larga pared de nogal que atraviesa los espacios luminosos del interior. Y como veremos más adelante, con una decoración muy luminosa.
Organización del apartamento Girona Street
El encargo vino de una pareja con conocimientos de diseño, y dos hijos pequeños. El arquitecto resolvió la caótica organización conectando los extremos con una imponente pared de 21 metros de longitud. La elección del nogal como material contrasta con la blancura predominante, añadiendo elegancia, calidez, textura, y robustez. Para ello se hicieron varias muestras y ensayos previos, hasta obtener el acabado de madera adecuado.
Con esta nueva organización, los espacios quedan paralelos a la pared, comenzando desde la sala de estar.
En el comedor, una sección de la pared trasera destaca con un tono azul oscuro, acompañada de un banco incorporado. En el suelo hay un área incrustada de baldosas hidráulicas estampadas, algo que se repite en la sala de estar. El pasillo alberga una zona de estar junto a las ventanas del patio. Termina en un dormitorio cuya puerta pivotante revela lados revestidos en acero inoxidable y latón.
Tras la extensa pared de nogal, se desvelan diversas estancias, como una cocina en forma de U pintada en verde mar. También hay un área de almacenamiento, lavadero, baño familiar, y el dormitorio principal. Esta última habitación cuenta con cuarto de baño propio, separado por una cortina. La zona de estar que da a la calle también fue renovada. Incorpora detalles como un mueble bajo, una estantería verde menta, y dos recuadros de baldosas hidráulicas en el suelo.
Decoración
La reforma llevada a cabo en el apartamento Girona Street vino acompañada de una decoración con mucha personalidad. No se ajusta a ningún estilo conocido, aunque empleó recursos que favorecen la luminosidad de los espacios. La estrategia más evidente fue la de utilizar paredes, techos, y suelos con tonos claros. Curiosamente este punto no se respetó en la cocina, posiblemente por una imposición de los clientes. Y es que ese tono verde tan oscuro no es la mejor opción para un espacio con una ventana tan pequeña.
Todas las ventanas que dan a los patios preservan muy bien la privacidad, gracias al vidrio al ácido. Incluso algunas de ellas llevan pequeños cuadrados en color azul, quedando un diseño bastante atractivo. La decoración se ha realizado incorporando otros toques de color, pero sin respetar una paleta concreta.
En el piso se ha jugado mezclando diferentes materiales en áreas del comedor, sala de estar, y uno de los dormitorios. Este aspecto marca desde luego un sello de identidad en la decoración de todo el apartamento. Pero desconocemos si las baldosas hidráulicas son recuperadas de la versión anterior de la casa, suponemos que sí.
Finalmente, el elemento estrella de esta decoración es evidentemente la pared de madera. El hecho de que las puertas queden ocultas en esa superficie de nogal, aporta misterio y elegancia a todo el conjunto. También es un aporte de contraste bastante potente, y en cierto modo hasta discutible.
Como se ha podido apreciar, el apartamento Girona Street fusiona funcionalidad y estética. Es una sucesión de espacios armoniosos que refleja la visión innovadora de Raúl Sánchez Arquitectos. Fotos de José Hevia.