Semjase Lamp, una escultura disfrazada de lámpara
No es una lámpara. Es una declaración. O una provocación, según se mire. La Semjase Lamp no pretende iluminar discretamente una esquina. Quiere dominar el espacio. Y lo hace con forma arqueada, cuerpo hueco, y una cabeza que parece salida de una nave nodriza. Inspirada en una entidad alienígena (sí, literalmente), su creador Sandro Santantonio la presentó como una mezcla de diseño, poesía y tecnología. Qué menos. Porque a falta de datos técnicos (gracias por nada, web del diseñador) lo que tenemos es una fantasía visual que se describe mejor con mitología que con lúmenes.

La estructura está fabricada en espuma de poliuretano moldeada por inyección, compuesta por tres elementos de montaje. El cuerpo de la luz es de metal, y la lámpara utiliza una bombilla halógena. Todo el conjunto está rematado con un acabado blanco brillante, con una inserción gris igualmente brillante en la base. Lo hace simulando una gota, desde donde emerge la forma fluida y curvada que define su silueta. Probablemente el encanto de la Semjase Lamp es que nunca haya querido ser un producto accesible, sino un objeto de culto. De esos que se mencionan en blogs, pero no se ven en salones. Igual que ocurre con la lámpara Alien, también inspirada en formas de otro mundo, la lámpara Semjase juega a borrar la línea entre el objeto funcional y la escultura imposible.
Formato XL: entre lo espectacular y lo inviable
Aquí va la letra pequeña que nadie pone en negrita: esta lámpara no cabe en tu casa. A menos que vivas en una mansión, un loft descomunal o hayas desalojado el salón para colocarla. Porque su tamaño y forma no admiten improvisación. Ni rincones. Ni techos bajos. Si buscas algo más funcional pero igual de transformador, quizá te interese la lámpara Magna con sus módulos giratorios y cuerpo articulado.
¿Es una pieza de museo? ¿Un render hipnotizante? ¿Un prototipo que nunca se fabricó?
No hay forma de saberlo. Todo apunta a que es uno de esos diseños que existen más en Pinterest que en la realidad. Hermosa, sí. Inalcanzable, también. Si alguna vez la encuentras, no la toques por si te abre la cabeza. Admírala desde lejos. Y recuerda: no todas las lámparas están hechas para encenderse. Algunas solo existen para iluminar conversaciones.